En lo que se refiere a
la infantería, un reducido número de sus componentes eran soldados rasos con
formación militar, a los que se les conocía como veteranos, mientras que la
gran mayoría era cuerpos de reservistas voluntarios o milicianos, que
interrumpían ocasionalmente su vida civil para recibir instrucción militar y
educación en el manejo de armas, con el compromiso de acudir en la defensa del
territorio nacional cuando se les convocara.
Este tipo de organización fue reestructurada entre 1824 y 1838 por órdenes emanadas de las autoridades a cargo de la República Federal de Centroamérica, incrementando el número de la soldadesca de 135 hombres en 1826 a 2000 en 1832. Este número de efectivos continuó creciendo posterior a la caída de Francisco Morazán en 1842, de modo que para el año 1850 el ejército nacional contaba con 5000 hombres.
Con el ascenso del presidente Juan Rafael Mora, éste decidió reorganizar el ejército. Esta fue una medida aplicada con el propósito de crear condiciones para mantener el orden, debido a que la falta de disciplina de las tropas y de orden entre las oficialías había transformado al ejército en un instrumento de las facciones que promovían divisiones y conflictos regionales, basados en localismos. Las medidas aplicadas por Mora iban destinadas a poner al ejército bajo la autoridad del Ejecutivo y así fortalecerlo. Sin embargo, también se ha argumentado que Mora tenía la percepción de que el país podría entrar en conflicto bélico con la vecina Nicaragua en cualquier momento, debido a las diferencias limítrofes entre ambos países producidas desde la anexión del Partido de Nicoya en 1824.
Uniformes de la
oficialía del ejército de Costa Rica utilizados durante la Campaña Nacional
1856-1857. Museo Histórico Cultural Juan Santamaría.
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